Mirad a los pájaros en el aire.
No siembran, ni cosechan
ni almacenan nada en los graneros.
Sin embargo,
Nuestro Padre Celestial los alimenta.
¿ Hay alguien entre vosotros que,
por mucho que lo desee,
pueda alargar su vida un minuto
o añadir centímetros a su estatura?
¿ Por qué ese apego a las riquezas?
Mirad los lirios que crecen en el campo.
No trabajan ni tejen.
Ni siquiera Salomón, en su esplendor,
pudo engalanarse como uno de ellos.
Qué poca fe tenéis cuando os decís
''qué vamos a comer'',
''qué vamos a beber'' o
''qué nos vamos a poner''.
Esas cosas deben preocupar
a los paganos, no a vosotros.
Pensad en el reino de Dios
y en su justicia antes que en otra cosa
y todo lo demás os vendrá dado.
No almacenéis
vuestro tesoro aquí en la tierra,
donde la herrumbre y las polillas
lo devoran y los ladrones lo roban.
Almacenad vuestro tesoro en el cielo,
donde no hay herrumbre,
ni polillas,
ni ladrones que lo roben.
Pues donde esté vuestro tesoro...
...estará también vuestro corazón.
¡Qué poca fe tenéis!
Ningún hombre puede servir a dos amos
porque odiará a uno y amará al otro.
¡ Demostrará su aprecio por uno
y su desprecio por el otro!
No se puede servir a Dios
y al dinero al tiempo.
Muchas veces he visto a las alondras
en los campos que circundan mi casa.
Son unas criaturas
muy humildes y modestas,
que sólo necesitan un sorbo de agua
y unas pocas bayas
para vivir y remontarse a los cielos.
Un día, empecé a pensar
que también podríamos ser felices
si nos contentáramos
con tan poco como las alondras,
vivir como ellas viven, cantando
y agradeciendo al Creador.
Por eso hemos venido a Roma,
para pedir vuestro consejo.
¿ Qué consejo puedo daros,
mi querido y joven hermano?
Dios os ha dado el regalo más preciado,
la gracia de acercaros a ÉI
por medio de sus queridas criaturas.
- ¿ Qué más podéis desear?
- La gente sencilla nos comprende,
pero los otros...
Puede que hayamos cometido errores.
Queremos saber
si no es posible vivir
según las enseñanzas de Nuestro Señor
o es que hemos pecado por presunción.
Si es así, nos gustaría
que Su Santidad nos indicara los errores.
Mi querido hijo,
los errores pueden perdonarse.
En nuestra obsesión
por el pecado original,
con frecuencia olvidamos
la inocencia original.
Que no os suceda eso a vosotros.
Me habéis traído, hijos míos,
una gran alegría y un poco de tristeza.
Yo también empecé
por vocación hace mucho tiempo
de manera parecida a la vuestra.
Pero, con el tiempo,
desapareció ese entusiasmo
y las responsabilidades del gobierno
de la Iglesia se han apoderado de mí.
Como veis.
¿ Qué será de aquellos que os sigan?
Pero si esto es verdad para nosotros,
¿por qué no puede serlo para ellos?
Estamos encostrados
en las riquezas y el poder.
Usted, en su pobrez
...hace que nos avergoncemos.
Francisco.
¡ Francisco!
Id en nombre
de Nuestro Señor Jesucristo.
Predicad la verdad a todos los hombres.
Que vuestros discípulos
se multipliquen por miles
y que florezcan como una palmera.
Que Nuestro Señor esté con vosotros.
En vuestras manos...
...y en vuestros pies.
No hay nada que temer.
San Francisco de Asis
Hermano sol hermana luna
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