lunes, 21 de diciembre de 2009

Palabras de San Francisco de Asis

Nuestros tesoros están en el cielo,
no aquí, en la tierra.
No seas un esclavo de todo esto.
¡Tíralo todo!
Haz lo que yo hago. Es muy sencillo.
Sé libre.
Yo estaba en la oscuridad,
pero el hermano Sol iluminó mi alma.
Ahora... lo veo con claridad.
Igual que usted el día que escogió
los sagrados hábitos que lleva.
Quiero ser feliz.
Quiero vivir como los pájaros en el cielo.
Quiero experimentar la libertad
y la pureza que ellos experimentan.
Lo demás no tiene valor para mí.
Ningún valor, creedme.
Si la vida consiste en este inhumano
ajetreo, entonces no es para mí.
Debe de haber algo mejor.
Tiene que haberlo.
El hombre es espíritu.
Tiene alma.
Eso es lo que yo quiero recobrar:
Mi alma.
Quiero vivir.
Quiero vivir en los campos,
caminar por las colinas,
trepar a los árboles, nadar por los ríos.
Quiero sentir la tierra bajo mis pies.
Sin zapatos. Sin posesiones.
Sin esas sombras que llamamos criados.
Quiero ser un mendigo. ¡Sí!
Sí, un mendigo.
Cristo fue un mendigo.
Y sus santos apóstoles
también lo fueron.
- Quiero ser tan libre como ellos.
Yo he dejado de ser tu hijo.
Lo que ha nacido de la carne es carne.
Lo que nace del espíritu es espíritu.
Ahora he vuelto a nacer.
Padre, te devuelvo
todo lo que te pertenece.
Tus ropas.
Tus posesiones.
Tu nombre también.
No hay más padres.
No hay más hijos.
Aquel que haya dejado su casa,
a sus hermanos y hermanas,
o a sus padres y madres, o hijos,
o campos, por el amor
de nuestro Padre Celestial,
recibirá cien veces más
en la vida venidera.



San Francisco de Asis
Hermano sol hermana luna

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